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Las Marthas

Ayer antes de la misa de Navidad, en los preparativos previos a la celebración, observé a un señor que al ver la corona de adviento con sus cuatro velas encendidas, subió al altar y una a una, las apagó. Los cánones dicen que se enciende una vela de la corona, los cuatro domingos anteriores a la Navidad, como anuncio de la espera. Pero al ser Navidad, la espera terminó, ya no son necesarias las velas, porque la verdadera luz nos ha llegado en el Niño Dios. Este señor sabía, conocía los cánones, y por eso se dió a la tarea de apagar esas velas. Él conocía las formas del rito. Pero ¿a quién le importa eso? A los que cuidamos las formas, sin duda. A nadie más.  Pero, no nos confundamos, aunque pareciera una banalidad, los que cuidamos las formas somos importantes. Mucho se habla de el fondo, de las Marías como lo verdaderamente valioso. De la dedicación al fomentar lo profundo, el interior, los cultos. Pero nada de esto sería posible si no estuvieran las formas. La guía para llegar a ese
Noviembre, tu nombre, en mimbre tejido. De vientres de sol y un no te olvido.

Quinta ola

Resistimos 4 oleadas  finalmente la versión omicrón nos alcanzó. Cuarentena, medicamentos, agua, sueño y ansiedad. Lo más desesperante es la incertidumbre: ¿Y si esto no es esto? ¿Y si empeora? ¿Y si hay secuelas?  Hasta los muéganos como nosotros necesitamos tiempo fuera. Y que interesante punto de vista que pensara que sería cool pasar el covid juntos. POC y POD para sanar, para renovar, para comenzar de nuevo.

SpotiVoz

  Hay una música que me recuerda un aroma, hay un aroma que me recuerda un dibujo, hay un trazo que me recuerda una charla, hay unos labios que me recuerdan un día. Pero ya no hay un diálogo, ya no hay unos ojos, ya no hay un escucha. Solo hay una voz.

Expuesta

 No soy la misma de hace años, ni siquiera la misma de ayer. Tampoco soy la persona que tú piensas. Aquí me ves “expuesta” sonriente, instagrameable. Y quizá por un minuto o dos soy así en mi vida no virtual. La verdad es que la mayor parte del tiempo soy un montón de interrogantes, soy un humano ansioso, soy una madre preocupona, soy una mujer de tal, soy una hermana plateada, soy una hija y una huérfana, soy mis letras y mis silencios. No soy invisible, por elección. Soy visible solo en los bordes. ¿No somos así todos?

Requerimiento

He querido que sea sábado. Me duermo y al regresar no sé que día es.  He querido que sea invierno desde el día que vi la luz.  Mis dedos son torpes y bellos. Mis manos son viejas.  He querido que sea espacio. Me encierro en mi gran abrigo y me ilumino con mi propia aura. La soledad puede ser sólida. He querido expandir la risa. Siento la energía rebotar entre mis manos, buscando salida al mundo real. He querido.  Doy fe de eso.

Médico de cuerpos y almas

 Hoy más que nunca meditar me conecta con el legado de mi padre. Él conoció la meditación ya avanzado en la vida, no tarde, simplemente fue su momento. Pienso que la vida nos permitió converger en la meditación. Recuerdo como él buscó, hacia el final de sus días, hacer de la meditación una práctica constante y como esto lo llevo a conocer nuevas formas de ejercer la medicina, nuevos caminos a la sanación, distintos caminos para proveer salud. Hoy meditar me regresa a lo básico y a la vez me muestra  nuevas formas de interpretar mi propia vida. Siento gratitud por esa conexión que tuve con mi papá a través de la meditación y sé que en la brecha puedo acceder a toda su sabiduría.