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Mostrando entradas de agosto, 2019

Léeme

Leerte y leerme. Como alguien que recién aprende. Repasar las palabras lento hasta memorizarlas, tatuadas en la boca. Leerte es descubrir lo que ya sé que nunca será. Domar la curiosidad y caer de rodillas arrepentida. Leerte, aún, todavía.

La primera vez

Siempre hay una primera vez en la vida para todo. La primera vez que camina, hablas, bailas, besas, manejas, chocas, te rompen el corazón. Y cada día es una primera vez nuevamente. Somos una primera vez constante, permanente. Lo que vivimos ahora nunca será otra vez. Hoy no es igual a ayer ni lo será mañana. Si entendiéramos esto, que solo el momento presente existe, que ocurre ahora por primera vez constante, viviríamos más intensamente, más relajados, más apacibles. Me gusta esa película, "About time" del padre e hijo que pueden regresar en el tiempo, y revivir etapas de vida para vivirlas nuevamente de mejor manera, hasta que el hijo logra descifrar que el verdadero poder que tiene no es viajar en el tiempo, sino vivir en el presente atentamente. Atención plena, dedicada, constante. Ese es el verdadero secreto. Un súper poder que todos tenemos guardado y solo hace falta aprender a utilizar. Así ese trago de café en la mañana es el mejor de toda tu vida, el trayecto a

El diario de mi abuela

El diario de mi abuela ya no es más de ella. El puño que plasma la letra no sigue el trazo de su sueños ni de sus recuerdos. No es más su voz, ni su pensamiento. Ahora lo dicta su tos, su reflujo, las horas lentas de sus silencios. De las libretas glamorosas que tanto gustaba paso a un simple cuaderno de raya. El registro de sus días es ahora una bitácora fría de síntomas y medicamentos: 8 am desayuno: dos cucharadas de arroz con leche. 10 am: Ibuprofeno- 10:15: orinó... Y sin embargo registra sus días, resguarda su paso, sus últimos tiempos en esta tierra. Y sin embargo registra su existencia. Lo que a lo largo de su vida fuera uno de sus mayores placeres y un refugio de reflexión, se vuelto algo imposible. Mi abuela no ve, apenas tiene fuerza de levantarse dar unos pocos pasos, tomar breves tragos de agua, sentarse. Soltar, perder, ceder, son los verbos que dictan la vejez. Toda su sabiduría, cabe ahora en su mirada quieta sobre el reflejo en la ventana, se queda presa en el te

Amamente

Mi mente es una tormenta, un año o un día. Luego escampa, y calla. En sus ráfagas de pensamientos barre con toda mi energía. Yo no soy domadora de fieras. Fuerza, alegato, barullo. Luego susurro necio, casi quieto. Voy a la cama con ella a cuestas. Somos una, dice, y se adueña de mi sueño. Ahí, libre de mi consciencia, se quita el maquillaje, se encuera. Se vuelve la loca de la casa. Es mi mente. Un día, una vida. Un desvelo. Y a pesar de la mucho la quiero, yo no sé domar tormentas.

Reflex

Ojos que oyen Ojos que opinan Ojos que anhelan Ojos que callan Ojos que envidian. Ojos que dictan  Ojos que acarician  Ojos que rasgan Ojos que olvidan Ojos de un reino ciego que busca contaste la luz.